Introducción
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La infección urinaria en el
adulto es extremadamente frecuente. Se estima que en el curso de
la vida la mayoría de las mujeres tendrán al menos
una infección urinaria.
A pesar de la alta frecuencia, la mayoría de las infecciones
urinarias no traen consecuencias graves para el paciente y no acarrean
el riesgo de producir un daño renal definitivo. A diferencia
de lo que ocurre en los niños, sólo en grupos bien
definidos de pacientes la infección urinaria tiene la potencialidad
de producir un daño renal definitivo
. En general, esto ocurre
cuando junto a la infección urinaria hay alteraciones anatómicas
(malformaciones congénitas), funcionales (vejiga neurogénica),
cuerpos extraños (sondas, litiasis, catéteres, etc.)
o hay condiciones del huésped que favorecen la infección
(inmuno comprometidos, diabéticos).
La prevalencia de la ITU en las distintas edades se aprecia en
la tabla siguiente:
Edad |
Prevalencia
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Neonatos |
1
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1,5/1
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Preescolares |
2-3
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1/10
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Escolares |
1-2
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1/30
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Edad reproductiva |
2,5
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1/50
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654 a 70 a;os |
20
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1/10
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Más de 80 años |
30
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1/2
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Institucionalizados |
30
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1/1
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Etiopatogenia
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Las ITU se producen en casi el 99% de los casos
por vía ascendente; es decir, por la migración de
enterobacterias que habitualmente habitan el intestino grueso al
tracto urinario, por la uretra. Es así como se ha establecido
que la colonización de la mucosa vaginal en la mujer y probablemente
del prepucio en el hombre precede a las infecciones urinarias. Por
razones que revisaremos a continuación estas bacterias ascienden
a la próstata, vejiga o vía urinaria superior, desarrollándose
ahí y produciendo la infección.
Otras vías de acceso de los gérmenes al tracto urinario
son la hematógena (tuberculosis, abscesos renales y perirrenales)
y por extensión directa de procesos inflamatorios abdominales
o pelvianos.
Gérmenes más frecuentes de observar en las ITU son:
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-Gramnegativos |
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• Escherichia coli (>90%) • Enterobacter
sp • Klebsiella sp • Proteus mirabilis
(cálculos coraliformes) • Pseudomona sp,
citrobacter sp, acinetobacter sp (intrahospitalarios) |
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-Grampositivos |
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• Streptococcus fecalis (enterococo)
• Staphylococcus aureus y epidermidis. |
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Factores Predisponentes
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Generales
Una micción eficiente y frecuente es determinante en prevenir
la proliferación de gérmenes en el tracto urinario.
En la mujer se ha determinado que el ascenso de gérmenes desde
el vestíbulo vaginal a la vejiga se favorece por la actividad
sexual, las manipulaciones uretrales y el embarazo.
Bacterianos
Las bacterias capaces de producir ITU, a diferencia de en la flora
rectal habitual, presentan habitualmente pili o fimbrias. Estas tienen
una especial afinidad por receptores celulares (glicoesfingolípidos
de membrana). Más aun, la presencia del pili P es mucho más
frecuente en bacterias causantes de pielonefritis aguda que cistitis
aguda.
Factores extrínsecos
Las mujeres con ITU recurrente tienen una mayor capacidad de adherencia
bacteriana a las células vaginales, especialmente a bacterias
portadoras del pili P. A su vez, en el prepucio de neonatos se ha
determinado una mayor adherencia a bacterias portadoras de pili P
(esto se ha usado como argumento a favor de la circuncisión
neonatal, de hecho en los bebés circuncidados la incidencia
de ITU es menor).
Factores intrínsecos
Además de los factores generales del huésped en cuanto
a su susceptibilidad a infecciones, factores locales uretrales (divertículos),
vesicales (residuo elevado, uropatía obstructiva, vejiga neurogénica,
litiasis, catéteres y cuerpos extraños), ureterales
(litiasis, reflujo, megauréter, alteraciones de la motilidad
ureteral) o renales (litiasis, cuerpos extraños, hidronefrosis)
son claramente importantes en favorecer la proliferación bacteriana. |
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Diagnóstico
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Los exámenes claves para el diagnóstico
de la infección urinaria son el sedimento urinario y el urocultivo.
La presencia de piuria con bacterias abundantes en el sedimento
es altamente sugerente de ITU y un urocultivo en el cual aparecen
más de 105 col./ml de bacterias confirma el diagnóstico.
Sin embargo, hay varias consideraciones que deben tomarse:
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- Alrededor del 20% de las mujeres con orina estéril
(objetivada por punción suprapúbica) pueden
tener recuentos de bacterias de hasta 104 col./ml.
- Sólo el 50% de las mujeres con ITU sintomática
tiene desarrollo de más de 105 col./ml.
- La presencia de piuria se correlaciona mal con la ITU.
En efecto, la lista de patologías que pueden producir
piuria aséptica es amplia (TBC, litiasis, uretritis,
prostatitis, glomerulopatías, etc.). |
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Localización
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La historia y el examen físico no son capaces
de discriminar en el 100% de los casos si estamos en presencia de
una infección alta (ej. pielonefritis aguda) o baja (ej.
cistitis aguda). La ubicación de la infección tiene
importancia básicamente relacionada al pronóstico,
la gravedad del cuadro y el tiempo de tratamiento.
Se han desarrollado una serie de métodos diagnósticos
para intentar establecer la ubicación de la infección
urinaria (alta o baja); sin embargo, aquellos más precisos
son invasivos (punciones renales o suprapúbicas, cateterismos)
y los no invasivos (proteína C reactiva, anticuerpos séricos
o urinarios, etc.) son poco confiables. |
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Clasificación
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Primera infección: Probabilidad de
reinfección de 25% en los próximos años.
Bacteriuria no resuelta: La orina no se logra esterilizar
durante el tratamiento.
Causas (en orden de frecuencia)
- Resistencia bacteriana al antibiótico
- Falta de adherencia al tratamiento
- Rápido desarrollo de resistencia al antibiótico
- Reinfección rápida por una nueva bacteria
- Insuficiencia renal
- Necrosis papilar asociada a abuso de analgésicos
- Cálculos coraliformes
- Infección autoinferida.
Persistencia bacteriana: La orina se esteriliza durante
el tratamiento pero rápidamente reaparece un cultivo positivo.Causas
(habitualmente corregibles quirúrgicamente):
- Cálculos infectados
- Prostatitis crónica bacteriana
- Riñón atrófico infectado
- Fístulas vesicovaginales o vesicoenterales
- Uropatía obstructiva alta o baja
- Cuerpos extraños
- Divertículos uretrales. Riñón en esponja
medular
- Muñón uretral postnefrectomía infectado
- Necrosis papilar
- Quiste del uraco infectado
- Divertículos calificares.
Reinfección
Aparición de un cultivo positivo luego de un tiempo de curada
la infección. Sobre el 95% de las ITU recurrentes en mujeres
son reinfecciones. |
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Cuadros Clínicos
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Bacteriuria Asintomática (BA)
Presencia de bacteriuria en un paciente sin síntomas de
infección, asociada o no a piuria. En un tercio de estos
pacientes la bacteriuria desaparece, en otro persiste asintomática
y sólo en un tercio aparece una infección sintomática
al cabo de un año.
Tratamiento. Se justifica por lo tanto el tratamiento de esta condición
en un subgrupo de pacientes con factores de riesgo asociado, en
los cuales las consecuencias de una infección pudieran ser
graves (diabéticos, monorrenos, pacientes con malformaciones,
valvulopatías, etc.). En el resto, el seguimiento criterioso
o el tratamiento son conductas aceptables.
Mención aparte son las mujeres embarazadas, en las cuales
se ha demostrado que la BA lleva en un porcentaje alto de las pacientes
a una pielonefritis aguda y se asocia a prematuridad y mortalidad
perinatal, por lo que no sólo deben ser tratadas sino que
también recibir profilaxis durante el embarazo. |
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Cistitis Aguda (CA)
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Infección localizada en la vejiga caracterizada
por síntomas irritativos vesicales; disuria dolorosa, poliaquiuria,
pujo y tenesmo vesical asociado a malestar pelviano vago con orinas
habitualmente de mal olor y turbias. Con cierta frecuencia también
aparece hematuria macroscópica. Al examen físico la
paciente está afebril (la presencia de fiebre debe hacer
sospechar una infección alta) y puede o no tener sensibilidad
hipogástrica.
El diagnóstico es clínico y debe confirmarse con
un sedimento urinario y cultivo. Sin embargo, dado que la gran mayoría
de las CA son por enterobacterias sensibles a varios antibióticos,
el tratamiento puede iniciarse empíricamente con antibióticos
habituales y luego ajustarse según el antibiograma. Como
ya mencionamos, un urocultivo con menos de 100.000 col./ml no descarta
una ITU, por lo que en una paciente sintomática debe ser
tratada.
Está establecido que para estas infecciones no complicadas
un curso de antibióticos de 3 días es tan efectivo
como 10-14 días (>95% de curación).
Alternativas de tratamiento:
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- Cotrimoxazol Forte (Sulfametoxazol / Trimetoprim) c/12 hrs.
- Nitrofurantoína (idealmente micronizada) 50-100 mg
c/8-12 hrs.
- Cefalosporina 1 generación Cefradina 500 mg c/6-8
hrs.
- Cefadroxilo 1 gr día. |
El uso de anticolinérgicos o analgésicos urinarios
(fenazopiridina) habitualmente no es necesario.
Al cabo de 10 días de terminado el tratamiento debe confirmarse
la curación de la ITU con sedimento y urocultivo.
Las CA no dejan secuelas y no se asocian a aparición de
daño renal crónico. |
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Prostatitis
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Esta entidad está tratada con detalle en otro
capítulo. |
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Pielonefritis Aguda (PA)
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Infección principalmente localizada en el
tracto urinario superior (pelvis y riñón). El origen
al igual que la mayoría de las ITU es por vía ascendente,
por lo tanto debe existir la presencia de bacterias en la vejiga.
Clínicamente se caracteriza por la aparición brusca
de fiebre y calofríos (calofrío solemne), dolor lumbar
habitualmente unilateral con o sin síntomas de cistitis aguda.
Pueden existir síntomas gastrointestinales asociados (náuseas,
vómitos e incluso diarrea). Al examen físico se observa
un paciente febril, intoxicado, taquicárdico. En el examen
abdominal existe sensibilidad en el flanco con dificultad para examinar
la fosa renal y característicamente la presencia de puño
percusión positiva en la fosa lumbar.
Los exámenes de laboratorio son compatibles con una infección
sistémica.
El diagnóstico diferencial debe hacerse con neumopatías,
infecciones intraabdominales, pancreatitis aguda, y sobre todo con
abscesos renales o perirrenales, etc.
El diagnóstico es clínico y, dependiendo de la edad
y factores mórbidos asociados, requerirá de hospitalización,
ya que en enfermos jóvenes sin evidencias de bacteremia significativa
y sin factores predisponentes o comorbilidad el tratamiento puede
ser ambulatorio.
Ante la sospecha se debe tomar el sedimento y urocultivo e iniciar
tratamiento empírico para gérmenes gramnegativos de
inmediato (aminoglucósidos, cefalosporinas de 1- 3 generación
o quinolonas, asociadas o no a ampicilina, para cubrir el enterococo).
El paciente debe permanecer en reposo, con hidratación abundante.
Con un tratamiento adecuado la fiebre usualmente cede a las 48-72
horas, si esto no ocurre o si el paciente se agrava se debe estudiar
al paciente con ecografía renal o tomografía axial
computada de abdomen según la gravedad, en búsqueda
de factores de persistencia o de bacteriuria no resuelta según
sea el caso.
Complicaciones. El shock séptico secundario a la PA puede
ser mortal, incluso en pacientes sin patología subyacente;
sin embargo, la mayoría de los enfermos no complicados responden
al tratamiento y no quedan con secuelas permanentes. |
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Pielonefritis Crónica
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Esta entidad no representa a una infección
urinaria propiamente tal, sino a las secuelas renales de ITU que
han ocurrido en la infancia antes de los 4 años, dada la
especial susceptibilidad de estos riñones en desarrollo.
En estos pacientes se observa que los riñones tienen grados
variables de atrofia, adelgazamiento cortical, aplanamiento de los
cálices y fibrosis.
Tienen mayor predisposición a nuevas ITU y dependiendo de
la magnitud pueden llevar a una IRC. |
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Absceso Renal
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Según su etiopatogenia, se pueden distinguir
dos tipos de abscesos renales:
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- Absceso cortical por diseminación
hematógena de una infección habitualmente cutánea
y por lo tanto con gérmenes grampositivos como causantes.
- Absceso corticomedular causado por un proceso infeccioso
primariamente urinario alto habitualmente asociado a patología
obstructiva urinaria (litiasis, malformaciones congénitas,
reflujo, vejiga neurogénica). Habitualmente son causados
por gérmenes gramnegativos. |
Estas entidades pueden eventualmente romper la cápsula renal
y transformarse en absceso perinefrítico.
El cuadro clínico es inespecífico y simula una pielonefritis
aguda, por lo que debe existir un alto índice de sospecha
para lograr el diagnóstico.
Habitualmente se presenta en pacientes inmunocomprometidos (diabéticos),
hay fiebre alta, calofríos, dolor lumbar muchas veces sin
evidencias de síntomas urinarios. El paciente se ve intoxicado
o incluso presentarse con un shock séptico. Los exámenes
de laboratorio apuntan a un cuadro séptico, e incluso los
exámenes de orina pueden ser normales si no hay comunicación
del absceso con la vía urinaria (especialmente en los corticales).
Ante un enfermo de estas características o en aquel en que
se sospeche una pielonefritis aguda y su evolución ha sido
tórpida debe descartarse la presencia de un absceso. El examen
de elección en este caso es la TAC abdominal que además
del diagnóstico da una clara idea de la viabilidad, funcionamiento
y presencia de patología renal concomitante. El ultrasonido,
si bien puede orientar al diagnóstico, puede incluso ser
absolutamente normal al comienzo del cuadro.
El tratamiento se basa en el uso de antibióticos de amplio
espectro, con cobertura para Gram(+) y Gram(-), cloxacilina + aminoglucósidos;
cefalosporinas de 2-3 generación y el drenaje. En casos en
los cuales el absceso es pequeño, el paciente está
estable y no tiene patología renal asociada, el tratamiento
antibiótico prolongado por 4-6 semanas puede ser suficiente.
Ultimamente se ha obtenido éxito utilizando técnicas
de radiología intervencional para el drenaje percutáneo
del absceso, aunque la cirugía (drenaje o eventual nefrectomía)
no debe postergarse en caso de mala respuesta o cuando exista patología
renal concomitante que perpetúe el cuadro. |
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Absceso Perinefrítico
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Absceso localizado en el tejido graso perirrenal
por dentro de la fascia de Gerota, secundario en la mayoría
de los casos a la ruptura de un absceso renal. Desde la celda renal
el absceso puede extenderse por el retroperitoneo comprometiendo
el músculo psoas o incluso drenando a través del escroto.
La mala irrigación del tejido graso perirrenal impide lograr
una adecuada respuesta del organismo y dificulta lograr concentraciones
antibióticas óptimas.
La etiología del absceso perinefrítico ha cambiado
con el tiempo. Hace más de 30 años sobre el 70% eran
por gérmenes Gram(+) de origen en un foco cutáneo;
sin embargo, en la actualidad la mayoría son por Gram(-)
en pacientes con alteraciones urológicas concomitantes. En
alrededor del 30% de los casos se cultiva más de un germen
y no es infrecuente la presencia de anaerobios.
El cuadro clínico puede ser abigarrado e inespecífico,
por lo que se debe sospechar su presencia en síndromes febriles
prolongados, PA de evolución tórpida, pacientes inmunocomprometidos,
etc. La mayoría de los pacientes ingresa con un diagnóstico
distinto al hospital después de algunos días de síntomas
inespecíficos. La fiebre es la regla; habitualmente hay dolor
en la fosa lumbar con la presencia de una masa palpable. El abombamiento
y edema de la fosa renal son altamente sugerentes del absceso. Si
hay compromiso de psoas puede haber dolor y dificultad para movilizar
la cadera.
Dado lo difícil del diagnóstico clínico muchas
veces los pacientes llevan días o semanas sintomáticos
y presentan en los exámenes anemias y grados variables de
desnutrición proteica, además de los hallazgos típicos
de un cuadro infeccioso. El examen de orina es normal en el 30%
de los casos y el urocultivo negativo en el 40%.
Una vez sospechado el diagnóstico el examen de elección
es el TAC que da información sobre la extensión de
este y sobre el compromiso del riñón.
Ante la sospecha debe iniciarse tratamiento con antibióticos
de efectividad conocida para Gram(-) y anaerobios como cefalosporinas
de tercera generación y metronidazol.
El tratamiento es esencialmente quirúrgico. Si bien se ha
descrito con éxito el drenaje percutáneo de colecciones
perirrenales, el gran tamaño de estos abscesos y el hecho
de ser multiloculados y anfractuosos lo hacen en general poco recomendable,
salvo en situaciones extremas, en que la gravedad del enfermo impida
una cirugía o en lesiones pequeñas y localizadas.
Por otro lado, debe plantearse la necesidad de nefrectomía
cuando la destrucción renal es importante o la patología
asociada la hace recomendable. |
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ITU Recurrente
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Se define como la presencia de más de 3-6
ITU/año. En más del 95% de los casos son reinfecciones
y sin compromiso del tracto urinario superior.
En las mujeres esta es una situación relativamente frecuente,
que causa gran angustia por temor al daño renal definitivo.
Está demostrado que las ITU en el adulto y en ausencia de
patologia renal asociada no dejan como secuelas daño renal,
por lo que estos temores son infundados. Una vez establecido que
se trata de reinfecciones se debe tranquilizar a la paciente, explicar
la etiopatogenia de la enfermedad y enseñar medidas básicas
de prevención, como asegurar una adecuada frecuencia miccional,
desincentivar los aseos genitales profusos y repetidos.
La mayoría de estas pacientes no requieren mayor estudio,
pero como una forma de reasegurarlas una ecografía renal
que descarte una eventual patología concomitante puede ser
útil.
El tratamiento se basa en la administración de antibióticos
profilácticos en dosis única diaria que impida la
proliferación bacteriana en el tracto urinario. Dado que
hay una clara asociación entre la actividad sexual y la aparición
de ITU en algunas mujeres los antibióticos pueden indicarse
como profilaxis postcoital.
Los antibióticos más usados son:
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- Cotrimoxazol (Sulfametoxazol/Trimetoprim)
- Nitrofurantoína (idealmente micronizada) 50-100 mg
- Cefalosporina 1 generación
- Cefradina 250-500 mg |
Con estos tratamientos se logra bajar la frecuencia de ITU a menos
de 1 año.En pacientes muy motivadas y educadas es posible indicar
autotratamiento en caso de aparición de síntomas, con
la salvedad de que deben consultar en caso de mala respuesta e idealmente
comprobar con urocultivo la curación de la infección.
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Indicaciones para Estudiar una ITU
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- Hombres (dada la baja frecuencia de ITU en el hombre
estas siempre deben estudiarse)
- Sospecha de persistencia bacteriana
- Sepsis grave
- Mala respuesta a tratamiento
- Diabéticos
- Antecedentes de litiasis, malformaciones, vejiga neurogénica
- Aparición de gérmenes atípicos (Pseudomona,
Proteus)El estudio debe enfocarse a buscar factores predisponentes.
Idealmente debieran incluir estudios por imágenes como ecografía
y/o pielografía y eventualmente una cistoscopia. |
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Tuberculosis Genitourinaria
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El bacilo de Koch llega al tracto urinario por
vía hematógena. Los sitios primarios de llegada son
el riñón, la próstata y el epidídimo.
El compromiso ureteral y vesical es descendente, al igual que el
del conducto deferente. El testículo se envuelve por vecindad
desde el epidídimo.
En el riñón la lesión primaria es glomerular
y si progresa compromete un cáliz con ulceración y
destrucción (apolillamiento de los cálices) de este
y del infundíbulo, llevando a fibrosis y dilatación
secundaria de este. El compromiso de la pelvis produce fibrosis
y retracción de esta (riñón en margarita).
Finalmente el riñón se transforma en una masa abscedada
de material caseoso (riñón mastik). Al avanzar la
enfermedad hay compromiso del uréter con fibrosis, engrosamiento
y estenosis, lo que produce hidronefrosis y finalmente compromiso
vesical por fibrosis y retracción.
La enfermedad puede ser asintomática por largos períodos.
Muchas veces la consulta ocurre cuando ya hay secuelas importantes
y los síntomas son derivados de ellas. La mayoría
de los enfermos tienen molestias vesicales, compromiso del estado
general y fiebre baja.
Dadas las múltiples alteraciones, los síntomas y
signos pueden ser múltiples.
Debe sospecharse la TBC en las siguientes situaciones:
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- Cistitis repetidas que no responden a terapias adecuadas.
- Piuria aséptica.
- Hematuria macro o microscópica.
- Epidídimo engrosado indoloro con un "deferente
arrosariado".
- Fístula escrotal crónica.
- Induración y nodulación de la próstata
con vesículas engrosadas. |
Los exámenes de laboratorio muestran las alteraciones propias
de una enfermedad crónica. El diagnóstico se basa
en la identificación del bacilo de Koch en la orina. Las
baciloscopias urinarias no son 100% confiables por la presencia
de bacilos ácido alcohol resistentes en el prepucio y los
genitales femeninos (solo un 30% de las baciloscopias son positivas),
por lo que el cultivo es fundamental a pesar del largo tiempo necesario
para obtener resultados.
El diagnóstico por imágenes implica la identificación
de las lesiones clásicas de la pielografía (cáliz
apolillado, ausencia de cálices, dilatación de cálices,
riñón en margarita, estenosis ureterales).
Los esquemas de tratamiento antibiótico y quimioterápico
son similares a los de otras localizaciones de la tuberculosis.
Se realizan en las centrales de tratamiento y generalmente son gratuitos.
Los tratamientos acortados asociados son efectivos en la eliminación
del bacilo. Sin embargo, el mayor desafío es el manejo de
las secuelas (estenosis ureterales, hidronefrosis, retracción
vesical etc.) que pueden requerir de múltiples tratamientos.
Lamentablemente muchos pacientes terminan con destrucción
significativa e irreversible del tracto urinario y caen en insuficiencia
renal, representando un problema de difícil solución
si son candidatos a trasplante renal. |
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